/ DBT-C, Español, Desregulación Emocional (DMDD), Supersensitivo / Por Francheska Perepletchikova / Traducción: Fréderic Larbanois
Los niños no vienen con instrucciones. Sin embargo, muchos padres pueden ejercer una crianza suficientemente buena y criar niños bien adaptados y felices, capaces de afrontar el estrés y aprender de los retos. Sin embargo, los niños no son iguales y una crianza suficientemente buena puede no ser suficiente para satisfacer las necesidades de todos los niños. Los niños supersensitivos requieren una crianza especial. Imagina un niño sin piel. Cada vez que lo levantamos del punto A (donde está ahora) para llevarlo al punto B (donde queremos que esté), le hacemos un magulladura.
No se espera que los padres sepan cómo criar a un niño supersensitivo sin magullarlo en el proceso. Igual que no se espera que sepan qué hacer si su hijo desarrolla diabetes. Además, hasta hace poco, incluso los profesionales de la psicología clínica y la psiquiatría no sabían cómo ayudar. A estos niños se les solía diagnosticar erróneamente un trastorno bipolar y se les trataba con medicamentos psiquiátricos, como el litio e incluso la ketamina. Había niños de tan sólo 8 años que recibían Ketamina intravenosa, ¡y algunos la recibían a demanda! Comprensiblemente, los profesionales intentaban abordar la agresividad verbal y física grave que estos niños exhibían debido a su extrema desregulación emocional y, a veces, tenían que utilizar medidas extremas para mejorar la seguridad propia y de los demás.
En 2017, publiqué los resultados de un ensayo clínico aleatorizado sobre DBT para niños con DMDD, demostrando que podemos tratar eficazmente a estos niños y, lo que es más importante, que podemos tratarlos SIN medicamentos psiquiátricos.
¡Los niños supersensitivos necesitan superpadres!
Cuando explico el concepto de superpadre, utilizo la metáfora de un bombero:
- Los bomberos no provocan incendios
Los superpadres no dan ejemplo de arrebatos de temperamento. Evitan las agresiones verbales y físicas, los castigos prolongados, las represalias y la invalidación indiscriminada.
- Los bomberos no temen los incendios
Los superpadres evitan la acomodación. Los niños emocionalmente sensibles tienen fama de moldear el entorno para que se pase de puntillas a su alrededor con el fin de evitar escaladas. La acomodación no enseña al niño a afrontar el estrés y, lo que es aún más problemático, le indica que los padres le tienen terror y no son capaces de controlar a su propio hijo. La autoridad de los padres y la sensación de seguridad del niño “salen por la ventana”. Además, a veces los niños se describen a sí mismos como monstruos, concretamente porque ven que sus propios padres les tienen miedo. Los niños reflejarán cómo les ven sus padres.
- Los bomberos apagan los incendios con calma y habilidad y trabajan para prevenirlos en el futuro.
Los superpadres son capaces de adoptar una postura de amor y aceptación, al tiempo que promueven el cambio. Los superpadres quieren a sus hijos incondicionalmente y son capaces de aceptar de verdad TODO lo que hace su hijo, lo que, por supuesto, incluye la agresión verbal y física, los comportamientos destructivos, etc. La aceptación, por definición, implica que la respuesta o el resultado son negativos. La aceptación empieza con “¡Esto no me gusta!”. Los padres suelen tener dificultades para adoptar una postura de aceptación. Esto puede deberse a una confusión de la aceptación con la aprobación y al miedo a que la aceptación de un comportamiento disfuncional anule la necesidad de cambio. De hecho, la aceptación es la base del cambio, ya que es opuesta a la crítica y al juicio, que sólo consiguen que el niño se ponga a la defensiva y se irrite.
Los superpadres también promueven el cambio modelando respuestas adaptativas (p. ej., practicando habilidades de regulación de las emociones, resolviendo problemas sin recurrir a la fuerza ni a la imposición), utilizando técnicas de crianza eficaces (p. ej., impulsando, reforzando y moldeando las conductas adaptativas, mientras ignoran las conductas desadaptativas), practicando habilidades con sus hijos a diario, y estableciendo en sus hijos sentidos fundamentales de amor propio, seguridad y pertenencia.
Los padres rara vez nacen con un conocimiento intuitivo de cómo criar a un supersensitivo. La superpaternidad suele tener que aprenderse.