/ DBT-C, Español, Supersensitivo / Por Francheska Perepletchikova / Traducción: Fréderic Larbanois
Estudio de investigación de Marit Coldevin et.al (2024)
El Trastorno de Disregulación Disruptiva del Estado de Ánimo (DDEA) es un trastorno depresivo de inicio en la infancia relativamente nuevo, añadido al DSM-5 en 2013. El DDEA se caracteriza por arrebatos emocionales frecuentes y extremos en relación con su desencadenante, con irritabilidad crónica entre los arrebatos. Para ser diagnosticado de DDEA, los síntomas de los arrebatos no pueden explicarse por otros diagnósticos mentales o neurológicos, ni deberse a los efectos fisiológicos del consumo de sustancias. Los individuos con DDEA tienen altas tasas de comorbilidad con otros diagnósticos psiquiátricos, con mayor frecuencia con los trastornos oposicionistas y depresivos.
Desde su introducción, la investigación sobre el DDEA se ha centrado en comprender su prevalencia, epidemiología, fisiología, comorbilidades y, por supuesto, opciones de tratamiento eficaces. Sin embargo, se ha investigado muy poco para descubrir los factores de riesgo relevantes, incluidos los mecanismos biológicos y las influencias ambientales.1 De esta investigación limitada, el DDEA se ha asociado a estilos de crianza nocivos, lo que sugiere que los factores que influyen en la crianza son esenciales para comprender el desarrollo del DDEA.2 3
El estrés parental, definido como el estrés causado por las tareas de crianza y la adaptación a la responsabilidad parental, influye significativamente en la calidad de los cuidados; los niveles elevados de estrés parental percibido se asocian a estilos de crianza nocivos. Asimismo, los padres de niños con trastornos mentales -especialmente los que presentan problemas de conducta externalizantes- sufren un estrés parental mayor que los padres de niños neurotípicos.
Dado que el DDEA se caracteriza por graves problemas de conducta externalizantes (arrebatos extremos), se espera que la carga de estrés parental sea elevada, al igual que su efecto sobre el estilo parental.
El estrés parental se clasifica en tres dominios principales:4
-El ámbito infantil se refiere al estrés causado por el temperamento, el comportamiento, la exigencia, la hiperactividad y la adaptabilidad del niño.
-El ámbito parental se refiere al estrés causado por las responsabilidades parentales, la personalidad de los padres, los trastornos parentales (como la depresión), el sentido de la competencia y el estilo de apego al niño.
-El dominio situacional se refiere al estrés relacionado con las relaciones conyugales, las restricciones de roles entre los padres, el aislamiento y el apoyo social
Coldevin et al. (2024) centraron su estudio en los factores parentales implicados en el DDEA, comparando el estrés parental y los estilos de apego entre los padres de niños con DDEA y los padres de niños con TDAH, trastornos de ansiedad, trastornos depresivos y trastornos oposicionistas.5
A pesar de compartir niveles similares de estrés parental en los dominios parental y situacional, los padres de niños con DDEA presentaron una carga de estrés significativamente mayor solo debido al dominio infantil. Los niños con DDEA presentan tanto una mayor carga sintomática así como un menor funcionamiento en varias áreas asociadas al estrés del dominio infantil. Además, los arrebatos de temperamento del DDEA son impredecibles y varían mucho en gravedad, lo que hace muy difícil que los padres evalúen y se preparen para manejar los síntomas, aumentando aún más la carga global de estrés.
Este estudio pone de relieve la necesidad de incluir a los padres en la terapia, tanto para ayudar al desarrollo de planes de tratamiento eficaces como de objetivos de gestión parental. Una mayor implicación de los padres puede ayudar a aumentar su preparación para manejar los síntomas de los niños, aprender y dominar estrategias de afrontamiento saludables para hacer frente al estrés parental, e incorporar de forma sostenible estilos de crianza eficaces frente a las elevadas exigencias de las responsabilidades parentales.
REFERENCIAS:
- Bruno, A., Celebre, L., Torre, G., Pandolfo, G., Mento, C., Cedro, C., Zoccali, R. A., & Muscatello, M. R. (2019). Focus on disruptive mood dysregulation disorder: A review of the literature. Psychiatry Research, 279, 323–330. https://doi.org/10.1016/j.psychres.2019.05.043
- Morris, A. S., Criss, M. M., Silk, J. S., & Houltberg, B. J. (2017). The impact of parenting on emotion regulation during childhood and adolescence. Child Development Perspectives, 11(4), 233–238. https://doi.org/10.1111/cdep.12238
- Dougherty, L. R., Smith, V. C., Bufferd, S. J., Carlson, G. A., Stringaris, A., Leibenluft, E., & Klein, D. N. (2014). DSM-5 disruptive mood dysregulation disorder: Correlates and predictors in young children. Psychological Medicine, 44(11), 2339–2350. https://doi.org/10.1017/s0033291713003115
- Fang, Y., Luo, J., Boele, M., Windhorst, D., van Grieken, A., & Raat, H. (2022). Parent, child, and situational factors associated with Parenting Stress: A Systematic Review. European Child & Adolescent Psychiatry, 33(6), 1687–1705. https://doi.org/10.1007/s00787-022-02027-1
- Coldevin, M., Brænden, A., Zeiner, P., Øyen, A.-S., Melinder, A., & Stubberud, J. E. (2024a). Disruptive mood dysregulation disorder, parental stress, and attachment styles. Frontiers in Child and Adolescent Psychiatry, 3. https://doi.org/10.3389/frcha.2024.1430850