Desregulación emocional: ¿Estoy criando a un psicópata?

DBT-C, Español, Supersensitivo / Por Francheska Perepletchikova / Traducción: Fréderic Larbanois

Este debate surgió a raíz de una pregunta que recibí de uno de los participantes en mi curso Superparenting 101. Se trata de una pregunta bastante frecuente de padres preocupados. 

Escribió:

“Hola, hice este curso hace un par de años. Cambió mi vida de un modo muy impactante. Sigo practicando todas las técnicas. Es el mejor programa que he tomado.

Escribo ahora porque tengo una pregunta urgente para Francheska. Ella sabía exactamente qué tipo de niño era mi hijo. Me preguntó si me daba la impresión de que él quisiera arrancarse la piel debido a su hiperactividad interna y si el único momento en que no es desafiante es cuando está enfermo. Sin ni siquiera verle sabía quién era.

Quería preguntarle si ese tipo de niño puede acabar siendo diagnosticado de psicopatía. Me cuesta acostumbrarme a las cosas que veo y me preguntaba qué diagnóstico suelen acabar recibiendo este tipo de niños.”

Así que, resumiendo, esta madre preocupada se preguntaba si su supersensitivo emocionalmente desregulado puede desarrollar psicopatía. La psicopatía se caracteriza por una falta extrema de empatía, una autoestima demasiado alta, desconfianza en los demás, explotación depredadora, crueldad, impulsividad, dificultad para autorregularse y conductas de riesgo. Los psicópatas pueden ser encantadores y aventureros, pero carecen de conciencia y culpa, y con frecuencia se niegan a aceptar la responsabilidad de sus actos.

Si un niño es supersensitivo, tiene cero probabilidades de desarrollar una psicopatía. Los supersensitivos son emocionalmente sensibles, mientras que los psicópatas (o los niños con trastorno de conducta) son insensibles, no-emocionales. Ambos grupos nacen así. Tienen cerebros diferentes. A nivel fisiológico, los supersensitivos tienen un sistema límbico (una estructura del cerebro que genera emociones) mayor que la media, mientras que los psicópatas tienen un sistema límbico pequeño que no puede generar emociones fuertes. 

Paradójicamente, ambos grupos pueden tener comportamientos muy similares: agresividad verbal/física e incluso abuso emocional/físico de otras personas. Sin embargo, ¡las funciones de estos comportamientos son diferentes para cada grupo! La mayoría de los supersensitivos tienen rabietas como mecanismo de afrontamiento, ya que se sienten abrumados por sus tsunamis emocionales y, de hecho, gritar, llorar o dar golpes puede ayudar en un momento a disminuir la dolorosamente intensa excitación emocional. Los psicópatas (o los niños con trastorno de conducta) tienen rabietas principalmente con una función instrumental: obligar a otras personas a darles lo que quieren. Sus arrebatos no se deben a que se sientan abrumados emocionalmente.

Los supersensitivos también pueden tener rabietas con función instrumental, ya que todos los comportamientos son multifuncionales. Lo fundamental aquí es determinar cual es la función más frecuente y que desencadena el incendio. De hecho, los supersensitivos utilizan con frecuencia la fuerza para conseguir lo que quieren; sin embargo, esto se debe principalmente a su enorme dificultad para soportar la presión emocional que supone el retraso en la gratificación. Además, han aprendido que utilizar la fuerza funciona, ya que los demás se acomodan con frecuencia para detener o impedir los arrebatos. 

Los supersensitivos son diagnosticados erróneamente con frecuencia debido al solapamiento de los síntomas en distintos trastornos. Me gustaría destacar aquí sólo los diagnósticos clínicos más frecuentes de los supersensitivos con desregulación emocional y conductual, así como los diagnósticos erróneos más frecuentes.

La supersensibilidad puede variar en gravedad e intensidad. La intensidad de la supersensibilidad oscila entre 1) un niño alegre entre arrebatos y 2) un niño que parece electrizado (tenso) la mayor parte del tiempo. Curiosamente, las observaciones clínicas indican un patrón: el primer tipo se vuelve mucho más irritable cuando enferma, mientras que el segundo tipo se calma finalmente cuando enferma. Además, la gravedad de la supersensibilidad puede variar desde el “copo de nieve” menos resistente hasta la “mariposa” más resistente.

A los supersensitivos “alegres” con desregulación emocional se les diagnostica sobre todo Trastornos Depresivos, mientras que a los supersensitivos “alambre electrificado” se les diagnostica sobre todo Trastorno Disruptivo de Desregulación del Estado de Ánimo o Trastorno Explosivo Intermitente. Ambos tipos pueden recibir igualmente diagnósticos comórbidos de Trastorno de Ansiedad, TDAH, Trastorno Bipolar, pueden tener graves problemas sociales y pueden desarrollar Trastorno Límite de la Personalidad en la edad adulta.

Todos los tipos de Supersensitivos suelen diagnosticarse erróneamente de Trastorno Negativista Desafiante (TOD) y de Trastorno del Espectro Autista (TEA). Los síntomas del TOD no son más que una lista de problemas de conducta que pueden observarse por igual en niños emocionalmente sensibles y en niños insensibles/no-emocionales, aunque sus problemas tengan orígenes distintos (como ya se ha comentado). La sensibilidad emocional también suele ir acompañada de rigidez, problemas de procesamiento sensorial, interacciones sociales inadecuadas, diferencias de aprendizaje, impulsividad, dificultades de atención e hiperactividad. Estos problemas se solapan con los síntomas del TEA, de ahí los frecuentes diagnósticos erróneos. Además, los supersensitivos con un perfil “Cable electrificado” + “Mariposa” pueden ser diagnosticados erróneamente de Trastorno de Conducta en la infancia y de Trastorno Antisocial de la Personalidad en la edad adulta, debido a su intensidad y a su grave desregulación conductual. En los momentos de intoxicación emocional, los supersensitivos pueden llegar a ser crueles, e incluso violentos, y despreciar los sentimientos de los demás, imitando características insensibles/no-emocionales.

Un diagnóstico preciso es muy importante, ya que determina el tratamiento. Los supersensitivos necesitan un entrenamiento en regulación emocional para aprender a afrontar de forma adaptativa sus tsunamis emocionales. Sin embargo, el entrenamiento en regulación emocional no funcionará con los psicópatas para abordar sus problemas. Los psicópatas (o los niños con trastornos de conducta) necesitan un entrenamiento en resolución de problemas con un motivador específico para cambiar los comportamientos desadaptativos, principalmente dinero (no hay mucho más que funcione con ellos). Ambos grupos, sin embargo, necesitan formación de los padres para ayudar a los cuidadores a aprender técnicas eficaces y resistir el impacto de las graves conductas desreguladas de sus hijos, sin recurrir al uso de la fuerza para recuperar el control, ni a la acomodación para evitar escaladas.

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